El líder juega un papel importante en la toma de
decisiones y, por lo tanto, también en el apoyo que el grupo le otorga. Como el
liderazgo está en función del grupo, es importante analizar no solo las
características de este, sino también, el contexto en el que el grupo se
desenvuelve.
Un buen líder debe tomar decisiones y ser capaz
de plantear objetivos realistas y viables. Para ello ha de adquirir información,
y buena parte de ésta ha de ser fruto de la interacción y
la confianza con sus compañeros. Todo esto se ve facilitado por la
comunicación: el interés por conocer los sentimientos y pensamientos de las
personas que trabajan junto a él o ella y el contacto con ellos. Por el
contrario no ayuda en nada el aislarse.
La accesibilidad es un punto básico dentro del
liderazgo. Un buen líder transmite la sensación de ser una persona abordable, a
la que pueden expresar abiertamente sus ideas.
Es importante sentir que la persona que se tiene
enfrente está interesada en escuchar, comprender y conocer todas las
sugerencias, que percibe que la labor que se realiza es importante, que está
realmente comprometido en el logro de las metas propuestas, y que cuenta con
todos.
Otras cualidades de un buen líder son: la
cordialidad, la amabilidad, el optimismo, y sobre todo, saber reforzar
positivamente. El reconocer un trabajo bien hecho, y en general, una conducta
afable y cordial, son técnicas que reconfortan a las personas y que promueven
interés y entusiasmo por el trabajo.
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